El teatro amateur es un teatro que intenta ser muy respetuoso con el público porque es puro amor por el teatro. Las propuestas que hemos podido ver vienen de lugares muy distintos y proponían diferentes medidas de acercamiento al espectador para involucrarlo. Hemos visto propuestas de investigación, con los errores que eso conlleva, porque no están vinculadas a lo comercial, pero que abren los ojos a todo un mundo de emociones. Crear un espacio amable, enriquecedor y creativo es muy saludable y es lo que se ha conseguido en esta primera edición del festival Meridiano Cero. Los diferentes espacios crean dinámicas distintas que favorecen la convivencia y el intercambio, que es sinónimo de enriquecimiento. Al acudir el resto de grupos a las actuaciones, se mezclan dos tipos de público en el patio de butacas: el especializado, que es muy respetuoso con lo que pasa en el escenario, y el no especializado, los caspolinos, que se contagia de ese respeto hacia la escena. La reacción del pueblo me ha sorprendido mucho, la implicación que han demostrado en la primera edición, crea muy buenas expectativas. Participar en un festival como este, es un ejercicio de tolerancia, de comprensión y de desarrollo personal tanto para los grupos invitados como para el pueblo.
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